TaiChi, ChiKung, Meditación, Psicoterapeuta-Juegos de autoconocimiento, Sanación Holística-Tuina

Instructor de TaiChi, ChiKung, Meditación, Psicoterapeuta y diseño de juegos de autoconocimiento, Sanación Holística con masaje Tuina. Residente en @centroqubni vereda La Mosquita, Guarne, Antioquia.

Chi-Kung-arte de energía vital


El Chi-Kung del Famen Chuan
Escuela Ta-Yu Famen Chuan instructor certificado. 

Cinta Negra 1er grado:  Hat Shu Si Tai (HSST)


EL Tai-Chi Chuan del estilo Yang, forma "Pekin o de la Salud"

Protocolos de Auto-Sanación de la FamenChuan, de la Fundación Sanacion Pránica y del metodo Rei Ki  de imposición de las manos.



Del libro La Curación Esotérica de Alice A. Bailey dictado  telepáticamente por el Maestro Tibetano Djwhal Khul

CAPITULO OCTAVO 

Enumeración y Aplicación de las Leyes y Reglas

LEY I

Toda enfermedad es el resultado de la inhibición de la vida del alma. Esto es verdad para todas las formas de todos los reinos. El arte del curador consiste en liberar al alma, a fin de que su vida pueda fluir a través del conglomerado de organismos que constitu­yen una forma determinada.

LEY II

La enfermedad es el producto de tres influencias y está sujeta a ella: Primero, el pasado del hombre, en que paga el precio de antiguos errores; segundo, su herencia, donde comparte con todo el género humano esas contaminadas corrientes de energía de origen grupal; tercero, su participación, con todas las formas naturales, de aquello que el Señor de la Vida impone a Su cuerpo. Estas tres influencias son denominadas “La antigua Ley de Participación del Mal”. Algún día ésta debe ceder su lugar a la nueva “Ley del Antiguo y Predominante Bien”, que reside detrás de todo lo que Dios ha creado. Esta ley debe ser puesta en vigencia por la voluntad espiritual del hombre.

REGLA UNO

El curador debe entrenarse a fin de conocer el nivel interno de los pensamientos y deseos de quien busca su ayuda. Así podrá cono­cer la fuente de donde proviene la dolencia. Debe relacionar la causa y el efecto, y conocer el punto exacto por el cual debe llegar el alivio.

LEY III 

Las enfermedades son el efecto de la centralización básica de La energía vital del hombre. Del plano en que dichas energías están enfocadas provienen esas condiciones determinantes que producen mala salud. En consecuencia, se manifiestan como enfermedad o como buena salud.

LEY IV

La enfermedad, tanto física como sicológica, tiene sus raíces en lo bueno, lo bello y lo verdadero, y sólo es un reflejo distorsionado de las posibilidades divinas. El alma frustrada, cuando trata de expresar plenamente alguna característica divina o realidad espiri­tual Interna, produce -dentro de la sustancia de sus envolturas- un punto de fricción. Sobre este punto están enfocados los ojos de la personalidad, lo cual conduce a la enfermedad. El arte del curador consiste en elevar hacia el alma -el verdadero curador den­tro de la forma- los ojos que están enfocados hacía abajo. Enton­ces el tercer ojo, u ojo espiritual, dirige la fuerza curadora, y todo está bien.

REGLA DOS

El curador debe adquirir pureza magnética a través de la pureza de vida. Debe lograr esa dispersiva irradiación que se manifiesta en todo hombre que ha vinculado los centros de la cabeza. Cuando se ha establecido tal campo magnético, entonces surge la irradiación.

LEY V

No existe nada más que energía, porque Dios es Vida. En el hombre se unen dos energías, pero hay otras cinco presentes. Para cada una ha de encontrarse un punto central de contacto. El con­flicto de esas energías con las fuerzas, y de las fuerzas entre sí,  producen los males corporales del hombre. El conflicto entre las primeras y las segundas persiste durante edades, hasta llegar a la cima de la montaña, la primera gran cima. La lucha entre las fuerzas produce las enfermedades, males y dolores corporales que buscan la liberación en la muerte. Las dos, las cinco y también las siete, además de aquello que ellas producen, poseen el secreto. Ésta es la quinta Ley de Curación dentro del mundo de la forma.

REGLA TRES

Que el curador concentre la necesaria energía en el centro ne­cesario. Que ese centro corresponda al centro necesitado. Que ambos se sincronicen y juntos aumenten la fuerza. Así la forma que es­pera trabajará equilibradamente. Así los dos y el uno, correctamen­te dirigidos, curarán.

LEY VI

Cuando las energías constructoras del alma están activas en el cuerpo, entonces hay salud, limpia interacción y correcta actividad. Cuando los constructores son los señores lunares, los cuales trabajan controlados por la Luna y a las órdenes del yo inferior personal, entonces hay enfermedad, mala salud y muerte.

LEY VII

Cuando la vida o energía fluye sin impedimentos y, mediante la correcta dirección, alcanza su precipitación (la glándula relacio­nada), entonces la forma responde y la mala salud desaparece.

REGLA CUATRO

El cuidadoso diagnóstico de la enfermedad, basado en los sín­tomas externos verificados, será simplificado en tal medida que, cuando sea conocido y aislado el órgano implicado, el centro en el cuerpo etérico en más estrecha relación con él, será sometido a los métodos de curación esotérica, aunque no serán rechazados los métodos comunes, paliativos, médicos o quirúrgicos.

LEY VIII

Enfermedad y muerte son el resultado de dos fuerzas activas. Una es la voluntad del alma que dice a su instrumento:  Yo retiro la esencia. La otra es el poder magnético de la Vida planetaria que dice a la vida, dentro de la estructura atómica: “La hora de la reabsorción ha llegado. Retorna a mí.” Así, de acuerdo a la ley cí­clica, actúan todas las formas.

REGLA CINCO

El curador debe tratar de vincular su alma, corazón, cerebro y manos. Así puede verter la fuerza vital curadora sobre el pacien­te. Esto es trabajo magnético. Puede curar la enfermedad o acrecen­tar el estado maligno, de acuerdo al conocimiento del curador.
El curador debe tratar de vincular su alma, cerebro, corazón y emanación áurica. Así su presencia puede nutrir la vida del alma del paciente. Esto es trabajo de irradiación. Las manos no son necesarias. El alma despliega su poder. El alma del paciente, a través de la respuesta de su aura, responde a la irradiación del aura del curador, inundada con la energía del alma.

LEY IX

La perfección hace surgir la imperfección a la superficie. El bien expulsa el mal de la forma del hombre, en tiempo y espacio. La inofensividad es el método usado por el Ser Perfecto y empleado para el Bien. Esto no es negatividad, sino perfecto equilibrio, cabal punto de vista y comprensión divina.

REGLA SEIS

El curador o el grupo de curación debe mantener sujeta la vo­luntad, pues no debe emplearse la voluntad, sino el amor.

LEY X

Atiende, oh discípulo, al llamado que el Hijo hace a la Madre, y luego obedece. La Palabra anuncia que la forma ha cumplido su propósito. El principio mente entonces se organiza a sí mismo, y luego repite la Palabra. La forma expectante responde y se des­prende. El alma queda liberada.
Responde, Oh Naciente Uno, al llamado que proviene de la es­fera de la obligación; reconoce el llamado que surge del Ashrama o de la Cámara del Concilio donde espera el Señor Mismo de la Vida. Se emite el Sonido. Tanto el alma como la forma deben renunciar al principio vida y así permitir a la Mónada liberarse. El alma responde. La forma rompe entonces la conexión. La vida queda ya liberada, debido a la cualidad del conocimiento consciente y al fruto de todas las experiencias. Estos son los dones del alma y de la forma, combinados.

Nota: Esta última ley es la enunciación de una nueva que sustituye a la Ley de la Muerte y se refiere sólo a quienes están en las últimas etapas del sendero del discipulado y en las del sendero de iniciación.


Aplicación de las Leyes y Reglas

En las últimas páginas he aclarado ampliamente el tema, in­dicando -aún corriendo el riesgo de producir algún desaliento- ciertos requisitos esenciales para el curador de la nueva era y también algún contacto que deberá establecer con facilidad y prontitud cuando trata de curar. También definí la naturaleza de la Ley. Esto fue preliminar a la consideración de las Leyes, a las cuales el curador debe ajustarse, y de las Reglas que automática e intuitivamente obedecerá. Podríamos considerar estas Leyes y Reglas en mutua relación y también con el curador, pues varias de las Reglas están íntimamente relacionadas con una Ley que controla al curador.

Por la definición anterior, resultará evidente, en último aná­lisis, que la enfermedad, la muerte, la mentira, la falsedad y la desesperación, son inherentes al planeta mismo, porque nuestro Logos planetario (como lo afirmé anteriormente, cuando ayudaba a H. p. B. a escribir La Doctrina Secreta) es un “Dios Imperfecto”. Después de la actual gran crisis mundial, incidental a nuestro Logos planetario, y habiendo recibido por lo tanto una iniciación cósmica, pasó al sendero cósmico, disminuyendo palpablemente sus imperfecciones; habrá mucha menos desesperación y enfermedad en la tierra una vez que se hayan efectuado los necesarios reajus­tes planetarios. Ustedes no lo verán aún, porque los reajustes tardarán siglos para efectuarse en tan amplia escala. Por lo tanto lo que tengo que decir respecto a la futura curación de la en­fermedad no tendrá un valor práctico durante mucho tiempo, pero deben ser consideradas y discutidas la teoría y las indica­ciones acerca de su posibilidad. También, durante mucho tiempo, la ciencia médica y el conocimiento quirúrgico desempeñarán una parte valiosa en la medicina preventiva, prácticas paliativas y procesos curativos. A éstos se agregarán acrecentadamente nume­rosos métodos sicológicos de curación, los cuales irán de la mano con los dos mencionados, anexándose a éstos los servicios de los curadores espirituales; así se irá desarrollando constantemente  un acercamiento cabal al entero hombre, necesidad reconocida hoy en todas partes por médicos de ideas progresistas. Así tam­bién por medio del método experimental de prueba y error, mu­cho se aprenderá.

Los procesos de curación que estoy delineando e indicando por medio de estas Leyes y Reglas, son fundamentalmente nuevos. No se basan en afirmaciones como las de la Christian Science y otros cultos de curación mental; no tienen su fundamento en orígenes comprobados ni en pretendidos resultados, que sólo será posible alcanzar cuando la raza logre un nivel mucho más elevado de perfección que el observado actualmente o que sea factible de desarrollo inmediato. Como he dicho repetidas veces en este tra­tado, nada existe fundamentalmente malo en las afirmaciones hechas por estos grupos y organizaciones, acerca del hombre que ha llegado a expresar el alma y a obtener conciencia crística. Erróneo es pretender que el hombre común (que evidentemente no se halla en este avanzado punto de evolución) pueda realizar estos milagros de curación en sí mismo o en otros. Muy pocas personas han alcanzado esta etapa y ciertamente es muy raro que la alcance el curador que pertenece a dichos cultos y organi­zaciones. El curador de la nueva era reconocerá las limitaciones y las circunstancias condicionantes, además del destino. Esto pre­dispone al  desarrollo interno de los poderes que otorgan conocimiento. También será espiritualmente consciente de que la cura­ción del cuerpo físico no constituye siempre el más elevado bien espiritual; la sobrestimación y el serio y ansioso cuidado de la vida de la forma, del vehículo físico, no es de mayor importancia.

El curador de la nueva era no trabaja ni lo hará directamente con el cuerpo físico; siendo ocultista, no considera a ese cuerpo como un principio. Actúa práctica y totalmente sobre el cuerpo etérico y las energías vitales, dejando que esas energías hagan impacto sobre el automatismo del cuerpo físico, de acuerdo a una intención dirigida; entonces producirán su efecto de acuerdo a la respuesta de ese cuerpo, que estará condicionado por muchos factores. Esas energías, dirigidas por medio del cuerpo etérico del paciente, o emanando de ese cuerpo, pueden traer la curación si el destino del paciente lo permite, o estimular de tal manera la zona enferma, que la dolencia sea llevada a una crisis y el pa­ciente muera. Esto a menudo sucede bajo el tratamiento de los curadores de los cultos que ignoran las leyes de la curación y basan sus actividades en el conocimiento de una divinidad pre­sente -aunque generalmente inexpresada.


Se requiere una mayor medida de percepción espiritual y comprensión mental antes de que pueda ser eficaz el sistema que propongo. Todo lo que doy en mis escritos es mayormente de índole precursora, y esto debe recordarse."
Del libro La Curación Esoterica de Alice A. Bailey
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